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Admiración o envidia: ¿Es cierto que la gente siente odio hacia los veganos?
Investigadores de la Universidad de Vaasa, en Finlandia, han desvelado la razón subyacente detrás del desagrado que muchas personas sienten hacia los veganos: en realidad, lo que experimentan es envidia.
Un estudio, publicado en la revista Food Quality and Preference, señala que aunque la mayoría de las personas en Europa no lo manifiestan abiertamente, tienden a juzgar en secreto a quienes eligen seguir una dieta basada en plantas y sin carne.
Los científicos han identificado una «imagen contradictoria» en torno a los veganos. Por un lado, son valorados por su conciencia ambiental y su preocupación por la salud, pero, por otro lado, se convierten en objeto de sentimientos negativos, que incluyen miedo, ira y exclusión social.
«El consumo de carne y sus alternativas es un fenómeno social muy sensible», comenta Roosa-Maaria Malila, una de las autoras del estudio. «Nuestra investigación sugiere que aquellos consumidores que prefieren alternativas basadas en plantas son vistos como socialmente diferentes, y no precisamente de forma positiva», añade.
Para llevar a cabo el estudio, el equipo reunió a 3,600 participantes de Finlandia, Alemania, Suecia y el Reino Unido, a quienes se les preguntó sobre sus percepciones de aquellos a favor de alternativas a la carne. Crearon tres listas de compra distintas, examinando cómo los compradores evaluaban a los demás en base a los productos en sus carritos.
Las listas contenían los mismos cinco alimentos básicos (pasta, pan, jugo de manzana, zanahorias y plátanos), pero variaban en la inclusión o exclusión de productos proteicos de origen animal y vegetal.
Los resultados mostraron que aquellos que optaban por alternativas a la carne eran considerados respetuosos con el medio ambiente, conscientes de su salud y éticamente responsables, aunque su «calidez» recibía calificaciones más bajas. Simultáneamente, generaban emociones negativas y intenciones sociales perjudiciales entre quienes los observaban.
Una de las preocupaciones de los científicos era que los compradores que preferían opciones vegetales estaban más expuestos a recibir un trato desfavorable, ya sea de manera activa o pasiva. «La gente incluso deseaba actuar de manera agresiva hacia los vegetarianos o excluirlos de sus círculos sociales», indicó Malila.
En contraste, los compradores flexibles, que adquirían tanto proteínas animales como vegetales, eran tratados de forma más favorable. Los consumidores tradicionales de carne, por su parte, enfrentaban un menor riesgo de sufrir consecuencias sociales negativas.
Un hallazgo adicional reveló que aquellos observadores que sienten una mayor necesidad de estatus experimentan más envidia y enojo hacia los consumidores veganos en comparación con quienes prefieren los productos cárnicos tradicionales.
