Aspirantes, comiencen por el principio
Carlos Salcedo
El título no es de Yogi Berra, exjugador de los Yankees de New York, famoso por frases tan ilógicas como impresionantemente lúcidas, como la de que “el juego no se acaba hasta que se termina”. Lo pongo porque pienso que aquí, muchas veces, corremos antes de caminar en materia de desarrollo.
Los candidatos son expertos anunciando que “tus necesidades son mis promesas”, con lo cual hacen empatía con la gente; pero, en general, se trata de pura sintonía electoral.
Los políticos prometen bajarlo todo: el costo de la vida, el desempleo, el precio de los combustibles, la violencia, el narcotráfico, la inseguridad ciudadana y la corrupción y aprobar todo tipo de leyes para resolver todos los problemas.
Aseguran que el campo reverdecerá, que produciremos para satisfacer nuestro mercado y para exportar y que con la gran producción nacional desaparecerá el déficit de la balanza de pagos, que el gobierno ajustará la economía, que disminuirá sus gastos, evitará los dispendios e implementará las normas necesarias para organizar la sociedad. Son sólo algunos de los actos de taumaturgia de los candidatos.
Ciertamente, se han abierto espacios de esperanza, con el mensaje claro que el presidente Abinader ha mantenido desde el primer día de su gobierno y con la labor que viene realizando el Ministerio Público independiente, lo que no dudo, sin negar la presencia de algunos desvaríos y arbitrariedades. Pero, la población está ahíta de palabras bien dichas, tantas veces carentes de contenido de verdad y compromiso.
Quienes pretenden administrar y representarnos son los más responsables de la pobreza intelectual y material en que estamos sumidos; son los mayores culpables de la pérdida de fe democrática; del nivel de ausentismo político y del bajo nivel de participación ciudadana comprometida en los asuntos públicos.