Declina el «Cambio»
El entusiasmo duró poco, algo más de un año. Como que a Abinader, su partidocracia y sus multimillonarios se les han enredado las cabuyas. La suma de problemas no es poca. Carestía. Tranque fiscal. Déficits y deuda pública de alto calibre. Y se agregan contradicciones entre instancias que deberían dar respuesta coherente a tan delicados y peligrosos asuntos.
Se siente el impacto nacional e internacional de los Presidentes Offshore y la incertidumbre derivada, pendiente de esclarecer por DGII e involucrados. Las silenciadas conexiones del narco en casos tan graves como los de Miguel Gutiérrez, Yamil Abreu, Familia López Pilarte, Mosquea… es una carga pesada, que no pensada a la hora de emprender esas aventuras. ¡Hasta en narco-helicópteros!
Las protegidas marrullas de su Premier en San Souci y en Nueva Victoria, resaltan demasiado y coinciden con la impunidad de la corrupción de copete oligárquico relacionada con FONPER- EGES, Antena Latina-fantasma, Cogentrix, gas propano, delitos ambientales y cosas parecidas. Pero igual la impunidad del generalato corrupto y asesino, salvo caso de Adán Cáceres; y también la política que excluye de toda denuncia estatal para accionar en justicia contra las mafias políticas, policiales y empresariales que acompañan al peledeismo leonelista y al PRSC.
Los ex presidentes corruptos y sus comparsas, en lugar de ser procesados/as –y hay con qué- ahora son interlocutores válidos para concertar “pactos” (incluyendo los que no se van a firmar), o fungen de aliados del Presidente Abinader; despreciando éste una oportunidad para enterrar las funestas fuerzas políticas que tutelan tales “lideres”.
Pero hay más. El Congreso, con mayoría PRM, es una mugre, que cada día exhibe más podredumbre. Casi todos los Ministros, Directores y Alcaldes oficialistas están protegiendo la corrupción anterior. Los debates sobre el Código Penal dan vergüenza y develan la mentalidad rastrera de no pocos personeros del PRM. La traición PRM-Gobierno a la justa causa de las tres causales solo deja amarguras e indignaciones. Su machismo es medular. El dogma religioso copa el Estado y aplasta la laicidad y la ciencia.
La política exterior dominicana se traza en la Casa Blanca. La negación de soberanía y el coloniaje están en niveles bochornosos y el gobierno se arrastra detrás de las agresiones e intervenciones de EEUU a países hermanos.
El Presidente no solo está decidido a exaltar, entre otros parecidos, el modelo policial criminal colombiano, sino además a importarlo; mientras “macana” y “mano dura” están bien representadas por el nuevo y fascistoide Director de la P.N. ¡Así no es posible contener este saludable declive!