DEPRESIÓN POR LA PRESIÓN

DEPRESIÓN POR LA PRESIÓN

En el periódico Caribe, del 5 de diciembre 2019, el Ministro de Salud, informó al país que el 20% de la población dominicana padece algún trastorno mental, de los cuales 470 mil son identificados en depresión, y que en el 2018, 648 personas optaron por el suicidio.

Ya en pandemia, en un reciente informe que abarca desde el 25 de marzo al 10 de mayo, el Servicio Nacional de Salud (SNS) y el Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI), presentaron que de 5,968 llamadas vía telefónica, por ansiedad se registraron 44% de los casos, y por afecciones del sueño y depresión 42%.

La depresión, muchas veces se presenta por vivencias detonantes, siendo quizás en esta pandemia la crisis económica el elemento de mayor impacto a la mente del ciudadano; y aunque valoramos a los profesionales de la conducta que acompañan a los afectados mediante terapias psicológicas, sin ser honrados éstos por el SNS al negarle los incentivos, lo cierto es que bajo las circunstancias actuales, políticas públicas más solidarias harían un mayor aporte.

Pero aquí: “¡ni se lava, ni se presta la batea!”; se designa sólo un 0.38% a la salud mental del insuficiente 2% del PIB dedicado a la salud; donde a una entidad como el CODOPSI, creada para asesorar al estado en materia de psicología, no le tienen asignado siquiera un simple local, ni subsidio alguno, aunque día tras día dispone a favor de la nación lo mejor de su Recurso Humano; pero tampoco se interpreta la realidad del individuo para resolver las evidentes razones que alteran la psiquis, generando en muchos depresión por la presión.

Porque pretender en estos momentos solo asistir a la nación con fórmulas de paciencia y tolerancia, sin soluciones reales en lo práctico, desdice mucho de la calidad humana de quienes gobiernan; inaceptable se invite a dormir tranquilo con miedos reales a perderlo todo, sujetos a cobros compulsivos o miradas desfallecidas de hijos con hambre; con impotencia de no poder accesar al fondo de pensiones, y banqueros que cobran desmedidamente por lo que no es suyo.

Pretender salud mental dejando personas a merced de realidades como éstas, pudiendo mejorarlas, es querer evitarle hipotermia a quien se empuja caminar desnudo por la Siberia, solo diciéndole: “¡muévete, pa que entre en calor!” 
                                                                                                                                                                                                                                                

Lic. Hanoi Vargas
Psicólogo clínico

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.