El Gobierno y la banca dominicana se enfocan al microcrédito
“Banca Solidaria atiende el mismo mercado que las instituciones de microfinanzas. La única diferencia es que la tasa que utiliza no es de mercado, a diferencia de las instituciones de microfinanzas que sí tienen costos, tanto operativos como de transacción, muchísimos más altos y por eso sus tasas son diferentes”.
Marina Ortiz, directora ejecutiva de Fondomicro, reconoce que en los últimos años el Estado penetra en el sector de las microfinanzas, el cual refleja un fortalecimiento continuo y más ponderación en el sistema.
La Red Centroamericana y del Caribe de Microfinanzas (Redcamif) plantea que, al 30 de junio de 2018, en República Dominicana el número de préstamos creció un 3% en relación con marzo, finalizando en 595,311. “El saldo promedio de crédito cerró el segundo trimestre en US$1,187, manteniéndose en un rango similar al de trimestres anteriores”, dice.
“El crédito promedio nacional fue de un 10%, lo que sugiere que el sector de microfinanzas en el país está atendiendo al segmento más bajo del mercado”, dice. Señala que “entre los factores que impulsaron el crecimiento del sector se encuentran algunas políticas expansivas efectuadas por el Gobierno, lo que ha generado mayor disponibilidad de recursos y rotación de la economía. Además de un importante crecimiento interanual del PIB, creando mayor demanda de crédito”.
Según datos suministrados por Ignacio Méndez, viceministro de Fomento a las Pymes, del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), desde 2016, y sin incluir los financiamientos del Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), el Gobierno ha otorgado créditos por RD$25,540.4 millones a través de Banca Solidaria ($12,059.3 millones), Banco Agrícola ($7,736.5 millones), BanReservas (RD$4,079.2 millones) y Fundación Reservas del País ($1,665.5 millones).
Mercedes Canalda, presidente de Banco Adopem, dice que “las ofertas de estos productos por parte del Gobierno distorsiona la realidad local en términos de montos, por la capacidad de pago de los clientes, de tasas, que muchas son subsidiadas”.
Entiende que eso crea “una competencia desleal, además de un sobre endeudamiento real que estamos viviendo, donde el cliente quiere más una consolidación de deuda que una nueva inyección de capital para su materia prima o maquinarias que les permita crecer o consolidar su negocio”.
Durante el período junio 2016–junio 2017, el sector experimentó un crecimiento promedio interanual de un 3%, según la Redcamif. “El crecimiento promedio inter-trimestral había sido del 1%; no obstante, a junio 2018 este crecimiento inter-trimestral de la cartera llegó hasta un 1.5% y el crecimiento interanual fue del 3%”, añade.
A junio de este año el saldo de la cartera de créditos alcanzó los US$706.7 millones (unos RD$34,981.7 millones), “como resultado del incremento en la cartera del 88% de las instituciones del sector”, explica.
Marina Ortiz recuerda que, además del Estado, la banca múltiple se enfoca en el sector. “Ha ido bajando el monto de sus préstamos, vamos a decirle así, y penetrando a ese mercado que regularmente no era atendido por ellos y aún cuando no es con los montos promedios que atienden los bancos especializados en microfinanzas”.
A su entender, algunos bancos múltiples plantean que para ellos el segmento de las Pymes es de RD$250,000 en adelante y eso para fines de la Superintendencia de Bancos es clasificado como microcrédito.
“Muchas veces las instituciones financieras otorgan microcréditos de 50 o 60 mil pesos y el 87%, el 90% de su cartera es de 50,000 pesos hacia abajo”. Entidades como Adopem, explica, tienen créditos promedios de RD$30,000 y RD$40,000.
Ortiz recuerda que, según las especificaciones de las Superintendencia de Bancos, un microcrédito puede alcanzar hasta un monto de 40 salarios mínimos. “Pero el microcrédito regularmente es la cantidad de dinero que se otorga a una población que tiene pocos recursos, que es vulnerable y está orientado fundamentalmente a personas que no pueden acceder al sistema financiero formal porque no tienen una garantía precisa o porque tienen negocios muy pequeños o subcapitalización”.
En el contexto global, los organismos internacionales califican como microcrédito los préstamos por un monto de hasta US$1,000, añade. “Pero, realmente aquí, en República Dominicana, hay unas calificaciones a nivel financiero diferentes y las entidades financieras, reguladas y no reguladas, atienden las necesidades de microcréditos de la población”.
Sostiene que en República Dominicana el sector de microfinanzas se fortalece conforme la población se va bancarizando. Además, con la regularización de muchas micro, pequeñas y medianas empresas que se organizan para lograr una operatividad más eficiente y una captación de clientes en el mercado.
Readecuación
Mercedes Canalda asegura que, aunque el país avanzó en el diseño de un reglamento de microcrédito que mejora temas de plazos, montos y ventas, “aún así, vemos el peso y la lentitud del sector con una carga de nuevas leyes y reglamentos”. Sostiene que los instrumentos diseñados deben ser adecuados al público meta y a sus necesidades