¿Es perjudicial el colesterol VLDL?
Para frenar la tasa de oxidación de las lipoproteínas VLDL es necesario garantizar la ingesta de antioxidantes mediante la dieta.
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El colesterol VLDL está formado por lipoproteínas de muy baja densidad que pueden resultar perjudiciales para la salud. Se encuentra en pequeña proporción con respecto al colesterol total, ya que constituye una fracción del colesterol LDL.
Los expertos, a día de hoy, no clasifican como peligroso un aumento en la concentración de estas lipoproteínas, sino en su tasa de oxidación. Por este motivo, es necesario llevar a cabo una serie de estrategias con el objetivo de modular el perfil lipídico y de reducir la tasa de oxidación de esta lipoproteína.
Es necesario impedir la oxidación del colesterol VLDL
Al parecer, tal y como se afirma en un artículo publicado en la revista Current Medicinal Chemistry, la oxidación del VLDL podría aumentar el riesgo de formación de placas de ateroma, lo que resulta perjudicial y peligroso de cara a la salud cardiovascular.
Con el objetivo de reducir la tasa de oxidación de estas lipoproteínas, resulta necesario hacer ciertos cambios a nivel dietético. El primero de ellos es aumentar el consumo de alimentos del reino vegetal. Muchos de estos productos contienen sustancias de marcado carácter antioxidante.
Un ejemplo es el licopeno de los tomates. Este nutriente reduce la formación de radicales libres y también la tasa de oxidación de las lipoproteínas que conforman el colesterol total. Así lo indica un artículo publicado en la revista Atherosclerosis, en el que se relaciona el consumo regular de tomate con la reducción del riesgo cardiovascular.
Para saber más: Propiedades del licopeno y alimentos que lo contienen
Algunos alimentos ayudan a modular el perfil lipídico
Por otra parte, existen productos en la dieta que son capaces de modular el perfil lipídico de forma positiva. Estos alimentos consiguen aumentar la proporción de colesterol HDL y reducir la de LDL y la de VLDL, por consiguiente.
Los ácidos grasos mono y poliinsaturados cumplen esta función. Se pueden encontrar en los aceites vegetales, en los pescados azules y en los frutos secos, entre otros.
Otra clase de nutrientes, como la fibra, son capaces también de incidir en los niveles de colesterol. Incluso, se ha vinculado su relación con la reducción del riesgo cardiovascular. Una de las hipótesis que se alegan para sostener esta afirmación es su capacidad de influir de manera positiva en la reducción de la oxidación de la lipoproteína VLDL.
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Restringir alimentos para impedir la oxidación del VLDL
Del mismo modo que existen alimentos en la dieta que son capaces de modular el perfil lipídico y de reducir la tasa de oxidación, hay otros que surten el efecto contrario. Es el caso de los productos procesados, ricos en grasas trans y en azúcares simples.
Los lípidos de carácter trans, originados a partir de someter aceites a altas temperaturas, presentan efectos inflamatorios y promocionan la oxidación. Existen otros lípidos con propiedades inflamatorias, como son los ácidos grasos omega 6. No obstante, estos resultan esenciales en la alimentación humana. Solamente es necesario garantizar su relación de equilibrio respecto a los ácidos omega 3.
Otras sustancias como el alcohol ayudan a promocionar los efectos de la oxidación y a aumentar el riesgo cardiovascular. Por este motivo, es necesario restringir y, si es posible, eliminar su consumo. En su defecto, es mucho mejor utilizar agua con gas, por ejemplo.
El colesterol puede ser perjudicial
Aunque tradicionalmente se ha vinculado el colesterol total con el riesgo cardiovascular, en la actualidad se ha demostrado que esto no es así.
Es la oxidación de una pequeña fracción del colesterol LDL, las lipoproteínas VLDL, la que podría ser responsable del aumento del riesgo de formación de placas de ateroma.
Para minimizar esta situación, resulta fundamental llevar a cabo ciertas estrategias dietéticas. Muchas de ellas pasan por aumentar el consumo de vegetales, caracterizados por contener vitaminas y fitonutrientes de carácter antioxidante.
Por otra parte, es beneficioso incrementar la ingesta de ácidos grasos omega 3, ya que son capaces de modular de forma positiva el perfil lipídico del individuo.
Por último, cabe destacar la necesidad de reducir la ingesta de todos aquellos alimentos que puedan promocionar la oxidación y los procesos inflamatorios. Un ejemplo son los procesados, ricos en ácidos grasos trans y en aditivos.
Una alimentación saludable siempre prioriza los alimentos frescos frente a los industriales. Otro caso característico es el del alcohol. Esta sustancia es capaz de aumentar el riesgo cardiovascular y de empeorar los marcadores relacionados con la salud. Por eso, debe evitarse.