¿Existen bacterias en los pulmones?
La presencia de bacterias en los pulmones suele generar síntomas como tos, dolor al respirar, fiebre y malestar. Es esencial conocer el cuadro clínico de las neumonías bacterianas para ponerles fin cuanto antes.
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Síntomas como dolor en el pecho, dificultad a la hora de respirar, fiebre, nauseas o vómitos son indicativos de la presencia de bacterias en los pulmones. Si bien estos microorganismos son esenciales para un óptimo funcionamiento de los sistemas fisiológicos humanos, su presencia en este tipo de órganos conduce a cuadros clínicos que cursan con gravedad.
¿Sabes por qué se producen estas infiltraciones bacterianas en el área pulmonar? ¿Estás en un grupo de riesgo? Conocer más al respecto es clave a la hora de enfrentar estas enfermedades, ya que permite tomar medidas preventivas. Debido a esto, aquí te contamos todo lo que debes saber acerca de las neumonías de origen bacteriano.
Sobre la microbiota y la actividad bacteriana
Antes que nada, es esencial recordar que las bacterias que habitan en el cuerpo humano son, en su mayoría, positivas. Diversos estudios microbiológicos han recogido sus beneficios. Por ejemplo, las colonias bacterianas en el intestino humano cumplen funciones tales como:
- Mejor absorción de ciertos nutrientes.
- Un metabolismo lipídico más eficiente.
- Protección ante microorganismos patógenos.
La microbiota normal se define como el conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo de los seres vivos, y realizan diversas funciones de naturaleza simbiótica o comensal con su hospedador.
Estas colonias tienen un componente tanto espacial como temporal, pues su composición y presencia puede variar según el lugar del cuerpo donde habiten, y la edad de la persona.
El problema llega cuando las bacterias, que no tienen por qué ser patógenas inicialmente, colonizan sistemas internos que no se benefician de su presencia. Este es el caso, por ejemplo, de las neumonías de origen bacteriano que a continuación te explicamos.
Para saber más: ¿Existen bacterias en el corazón?
¿Existen bacterias en los pulmones?
Con todo lo dicho hasta ahora, quizá hayas llegado a la misma conclusión que nosotros; hay bacterias en los pulmones, pero no de manera normal. Eso sí, como cualquier superficie en contacto con el exterior, zonas como la cavidad nasal, la nasofaringe y la laringe cuentan con una comunidad bacteriana inocua para el ser humano.
Cuando estos microorganismos se presentan en el tracto respiratorio interno, se presenta un cuadro clínico de neumonía. Este tipo de afección puede darse en cualquier persona, sin importar su edad o sexo, aunque distintos estudios estadísticos subrayan que es más común en neonatos.
Los pacientes con VIH también presentan un riesgo especial ante esta patología, pues se ha determinado que estos tienen cinco veces más probabilidades de contraer una neumonía bacteriana que una persona VIH negativa.
¿Por qué se produce la neumonía bacteriana?
La neumonía bacteriana está causada, por lo general, por bacterias de la especie Streptococcus pneumoniae. De hecho, datos publicados en Pediatría Integral exponen que un 40 % de los casos ocurren por este microorganismo. Ahora bien, es posible que también se presente ante la colonización de otros microorganismos como:
- Haemophilus influenzae.
- Klebsiella pneumoniae.
- Escherichia coli.
- Pseudomonas aeruginosa.
- Moraxella catarrhalis.
Las bacterias llegan al tracto respiratorio por inhalación, pero también pueden acabar en él a través de la sangre si se ha extendido lo suficiente una infección en otra zona del cuerpo. Es aquí cuando el sistema inmune envía a los glóbulos blancos para la eliminación de los patógenos.
Los neutrófilos rodean con sus membranas a las bacterias y liberan citoquinas, lo que promueve un cuadro clínico típico en infecciones bacterianas. Todo esto se podría resumir en que se da una inflamación en los sacos aéreos pulmonares y dificultad respiratoria.
Síntomas de bacterias en los pulmones
De acuerdo a la gravedad del cuadro clínico y del microorganismo causante, los síntomas pueden variar. Aún así, existen algunas señales que se consideran generales, como las siguientes:
- Dolor en el pecho al respirar y toser.
- Desorientación.
- Fiebre.
- Tos productiva con esputos purulentos.
- Nauseas, vómitos y diarrea.
¿Cómo se diagnostica la neumonía bacteriana?
Según información de la Revista Panamericana de Salud Pública, se acepta la imagen radiológica de consolidación alveolar como criterio confirmatorio de una neumonía presuntamente bacteriana. En los pacientes afectados suele observarse una opacidad en el tejido pulmonar, pero esto no se cumple en todos los casos.
En momentos de sospecha, siempre se pueden realizar cultivos de las expectoraciones del enfermo para confirmar la presencia de bacterias.
¿Cuál es su tratamiento?
Como en todos los casos de infecciones bacterianas, los antibióticos serán los fármacos de elección. El médico, tras determinar si se trata de bacterias Gram positivas o Gram negativas, puede sugerir el uso de varios medicamentos, como amoxicilina, cefalosporina o doxiciclina.
Al existir tratamientos variados, es necesario establecer el género exacto de los microorganismos causantes de la enfermedad. Con este dato, es posible elegir las opciones terapéuticas más efectivas para cada caso.
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¿Qué recordar sobre las bacterias en los pulmones?
Por extraño que pueda resultar, según la Asociación Americana de los Pulmones, existe una vacuna contra la neumonía causada por Streptococcus pneumoniae, el patógeno más prevalente.
Esta se recomienda para lactantes menores de dos años de edad, y para adultos mayores de 65, pues son los grupos vulnerables típicos. Además, a riesgo de contraerla en otro intervalo de edad, el pronóstico es positivo si se trata a tiempo y no se producen complicaciones.
Las bacterias son unos microorganismos esenciales, ya que brindan protección ante patógenos en muchos de los sistemas del cuerpo. Sin embargo, su descontrol puede causar problemas de salud.
Por lo tanto, ante cualquier sospecha de infección bacteriana, es esencial acudir de inmediato al médico. Con un tratamiento oportuno, las probabilidades de superar la enfermedad bacteriana son bastante altas.