La crisis por el COVID-19 acabó con el dinamismo de los préstamos con tarjetas
Si hay un indicador que define por excelencia el dinamismo de una economía es el ritmo al que marchan los préstamos al consumo. Las medidas para evitar la propagación del COVID-19, que han traído el cese de las actividades económicas no esenciales, también han congelado a uno de los segmentos financieros más activos del país: las tarjetas de crédito.
Los datos más recientes indican que el financiamiento a través de las tarjetas de créditos se redujo un 5.4 % hasta el 3 de abril, lo que significa que en lo que va de año los préstamos con el dinero plástico cayeron desde 59,301 millones de pesos en diciembre pasado hasta 56,116 millones en los primeros días de este mes.
De acuerdo a los indicadores publicados por el Banco Central de la República Dominicana (BCRD), la crisis provocada por el COVID-19 está marcando un efecto directo sobre los más pequeños del sector financiero
El parón no solo afecta a los tarjetahabientes. Los microempresarios, de los más vulnerables ante la crisis, también retrocedieron en su acceso a los préstamos que ofrece el sistema financiero. Los datos indican que hasta el 3 de abril habían accedido a 25,397 millones en préstamos bancarios, pero el monto implica una reducción de 0.6 % con respecto a los 25,559 millones de pesos que obtuvieron del sistema financiero en diciembre pasado.
Igual situación viven las empresas manufactureras. Luego de meses de dinamismo, las industrias detienen su acceso al financiamiento bancario, en medio de la situación actual. El reporte del Banco Central indica que hasta el 3 de abril el financiamiento al que habían acudido las empresas manufactureras sumaba 85,377 millones de pesos, una caída de 2.6 % desde diciembre, cuando los préstamos a las industrias ascendían a 87,679 millones de pesos.
Apenas se asumieron las primeras medidas para detener las aglomeraciones de personas en lugares públicos, que conllevó al cese de actividades económicas no esenciales, el Banco Central presentó una batería de disposiciones para evitar una caída más abrupta de lo esperado.
Por ejemplo, para mantener el dinamismo sobre la demanda que generan los financiamientos, ordenó la reducción del encaje legal bancario, lo que permite liberar a la economía dinero que estaba retenido en depósitos obligatorios que la banca debe mantener en el emisor. A más dinero circulando, más barato es, de manera que la medida de liberar unos 30,133.4 millones de pesos a la economía incide en tasas de intereses más bajas para endeudarse.