La reactivación de la economía dominicana puede ser “gradual”
La economía de República Dominicana, más que sus ciudadanos, está en ruta a cumplir dos meses en estado de emergencia y en algunos casos es más estricto, pues realmente está en cuarentena. La suspensión de alrededor de 850,000 empleos formales en diversos sectores productivos es la muestra más fehaciente.
En términos más llanos, esto quiere decir que son empresas cerradas, unidades productivas que no generan ni empleos ni recursos para nadie. Aquí también hay que incluir el Estado, cuyas recaudaciones han caído en alrededor de RD$8,000 millones en este período. Y para ser más directo: la economía dominicana no está en capacidad de resistir mucho, independientemente de las medidas de flexibilización y expansión monetaria que oportunamente ha tomado el Banco Central.
Ahora se inicia otra extensión del período de emergencia por 17 días. Estas dos siguientes semanas deben ser cruciales. Arreciar las medidas es un imperativo. El Gobierno y la ciudadanía, de manera separada pero unidos en el propósito, están obligados a entrar en razón. El distanciamiento físico y salir sólo a lo que es estrictamente necesario son la mejor medicina contra el covid-19.
Plantado en una realidad que pudiera ser peor, es necesario mirar hacia el pragmatismo económico. Por supuesto, primero lo primero: hacer cumplir todas las medidas de lugar en las próximas dos semanas y luego, de manera gradual, comenzar la apertura de la economía. Se puede hacer. Ser optimista es una posición con sentido. La apertura de la economía sí es posible siempre que se garanticen las condiciones necesarias que eliminen los riesgos de propagación del coronavirus.
La superación de la crisis del coronavirus, en todas partes del mundo, es un compromiso de los Estados, pero es también un compromiso de la ciudadanía responsable. Fortalecer la institucionalidad, a propósito de esta crisis sanitaria, es fundamental. La institucionalización de un país quiere decir que sus instituciones funcionan y que los ciudadanos las respetan. En una relación institucional el único intermediario es el imperio de la ley.
Para plantear una reapertura gradual de la economía, quizá desde principios del mes siguiente, es bueno que nos fijemos en las estadísticas que nos presentan las autoridades. La cifra de recuperados ya está cerca del millar y la velocidad de los contagios parece que ha disminuido. No significa que la economía quede abierta totalmente; no se trata de eso, el objetivo es ir haciendo los ajustes necesarios para que, poco a poco, vuelva la normalidad al mercado laboral y a la dinámica económica que generan las actividades productivas.
Las autoridades y los empresarios saben que en un tiempo relativamente corto es posible ir activando algunos sectores de la economía. ¿Cómo, cuándo y cuáles sectores ir abriendo? Es necesario pensar en aquellos negocios o empresas que no aglutinan a mucha gente. Los vendedores de vehículos, talleres y pequeños negocios, especialmente las pymes industriales. En este orden se puede seguir con las barberías, comercio, publicidad, repuestos, salones de belleza y similares, así como todo el sector automotriz. En una cuarta o quinta etapa de aperturas pueden abrirse las plazas, agencias de viajes y turismo, construcción, hoteles, restaurantes, gimnasios y, por último, quizá más lejos, los espectáculos de entretenimientos y discotecas, entre otros.
Sabemos que se puede. Sin embargo, lo que suceda en las siguientes dos semanas es fundamental para saber qué depara el destino próximo. Todo esto, sin embargo, habrá de implementarse sin perder de vista que nuestra manera de relacionarnos cambió, que los protocolos de socialización se manejan con códigos diferentes y que cualquier acción puede revertir lo que se habrá avanzado. Ahora es necesario que los tomadores de decisiones se pongan de acuerdo.