En informática todo cambia, y nada cambia. Al menos mientras el bit siga siendo la unidad básica de información. Pero el futuro es de la informática cuántica: bits almacenados en átomos. Investigadores holandeses del Instituto Kavli de Nanociencia de la Universidad de Delft están trabajando en memorias de átomos de cloro capaces de almacenar 80 TB en un céntimetro cuadrado.
En los chips de los ordenadores los bits se almacenan en pequeño transistores por donde circula (o no) corriente. Otros ingeniosos sistemas como magnetizar superficies metálicas, permiten archivar datos en un disco duro, y otros dispositivos.
Pero en el futuro no trabajaremos con elementos visibles. La informática cuántica viene pisando fuerte, y en pocos años la unidad básica de información, el bit, se codificará en un átomo.
El Instituto Kavli de Nanociencia de la Universidad de Delft lleva dos años trabajando en memorias de átomos de cloro, que ofrecen una densidad de datos 500 veces superior a las memorias convencionales. En otras palabras, con estas memorias puedes almacenar 500 veces más datos que en un disco SSD o en una tarjeta micro SD.
Estos investigadores holandeses utilizan el cloro porque es muy estable cuando se coloca sobre una capa de sustrato de cobre. Los atomos de cloro vaporizado se sitúan sobre el cobre y, con un microscopio de efecto túnel, que sirve para visionar y manipular átomos, se recolocan para almacenar información.
La combinación entre la presencia y ausencia de un átomo de cloro en el sustrato de cobre equivale a un bit, mientras que su posición relativa es lo que marca si es un 1 o un 0.
Memorias de átomos de cloroInstituto Kavli de Nanociencia de la Universidad de Delft
Con este sistema se consigue usar átomos para almacenar información, y al ser tan pequeños permiten reducir el tamaño de las memorias hasta 500 veces el tamaño convencional. Los investigadores han conseguido memorias de átomo de cloro de 80 TB en un centímetro cuadrado. Las tarjetas micro SD tienen un tamaño máximo de 2 TB, y son más grandes.
Aunque a nivel de laboratorio las memorias de átomos de cloro son operativas, de momento no tienen aplicación práctica. Haría falta un microscopio de efecto túnel para leer su contenido, y solo han conseguido mantener la información almacenada durante 40 minutos.
Además, para realizar el proceso de grabación es necesario mantener una temperatura de 196 grados bajo cero. Y cada vez que cambiamos, aunque sea un solo bit (un átomo), hay que reescribir todos los datos.
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Lo importante aquí es que, a nivel teórico y práctico, las memorias que almacenan bits en átomos, son viables. Ahora se trata de mejorarlas para conseguir que funcionen en condiciones ambientales normales.