Los problemas que ocasiona aguantar la orina
Aguantar las ganas de orinar en un momento determinado puede ayudarnos a salir de una situación incómoda, pero debemos tener cuidado y no tomar esto por hábito, ya que puede tener consecuencias.
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Es posible que, durante la infancia, en más de una ocasión hayamos escuchado a nuestros padres decir que es malo aguantar la orina. Y a su vez, es posible que nos hayan instado a ir al baño cada vez que lo necesitáramos y, a modo de prevención, antes de salir de casa.
No hay nada más cierto. Aguantarse las ganas de ir a orinar tiene consecuencias para la salud. De hecho, una de las más comunes es favorecer la aparición de infecciones varias.
Aguantar la orina repercute en el funcionamiento renal
En principio, hay que tener en cuenta que los riñones no están diseñados para aguantar la orina, sino para eliminarla. Ejercen un papel fundamental al encargarse de tareas, tales como:
- Filtrar las toxinas y eliminarlas a través de la orina. Además, se encargan de evacuar el exceso de sales minerales y líquido.
- Funciones homeostáticas que buscan la estabilidad interna del organismo y a correcta función celular.
- Generar mensajes hormonales que comunican al sistema endocrino la necesidad de producir glóbulos rojos o regular la presión arterial.
Entonces, cuando retenemos la orina por periodos de tiempo largos, estamos impidiendo a al sistema evacuar las toxinas y desechos. Y si tenemos como hábito retener la orina, entonces los problemas pueden ser mayores.
Veamos algunas de las consecuencias más comunes.
1. Cálculos en los riñones
Hace referencia a los fragmentos de materia que pueden formarse en nuestros riñones y quedar atrapados en los uréteres que conectan con la vejiga o en la uretra. En función del tamaño del cálculo renal, este podrá llegar a obstruir los conductos de forma dolorosa.
Parece existir relación entre la cantidad de líquido que consumimos y la densidad de la orina respecto a una mayor vulnerabilidad de generar cálculos. Por ello, se recomienda consumir suficiente agua a diario, bien sea en estado líquido o a través de alimentos, como las frutas, por ejemplo.
En caso de que se diagnostiquen cálculos renales, no se recomienda aguantar la orina, sino más bien todo lo contrario: procurar ir al baño tantas veces se desee, a la par que se mantiene una buena hidratación.
Es recomendable mantenerse bien hidratado para aumentar el volumen de orina y así, desalojar los cálculos del organismo.
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2. Cistitis
Estas infecciones se asocian con la presencia de bacterias y gérmenes en la rina, lo cual resulta molesto y doloroso para la persona que las padece. Algunos de sus síntomas son:
- Dolor en la zona baja del vientre.
- Escozor intenso durante la micción.
- Necesidad frecuente de orinar.
- Sensación de no poder terminar de orinar.
Aguantar la orina constituye un factor de vulnerabilidad a la hora de padecer una cistitis, sobre todo en las mujeres. En cambio se recomienda beber el líquido suficiente y realizar un vaciado adecuado de la vejiga. Además de mantener una buena higiene en la zona.
3. Reflujo vesicoureteral
Causado por el retroceso de la orina desde la vejiga hacia los uréteres conectados con los riñones. Se asocia con un aumento en las infecciones de orina. Sus síntomas incluyen,entre otros, el deseo de aguantar la orina para evitar el escozor al expulsarla.
Como parte del tratamiento médico encontramos que la Asociación Pediátrica Española aconseja adoptar hábitos como:
- Ingesta abundante y frecuente de líquidos, para estimular el vaciado de la vejiga y conseguir una orina donde los gérmenes sean más vulnerables.
- Hábitos miccionales correctos, estimulando la realización de micciones frecuentes y completas, evitando aguantar la orina y favorecer el crecimiento bacteriano.
Aguantar la orina nos hace más vulnerables
Como hemos visto, aguantar las ganas de orinar no trae beneficios, sino más bien, aumenta los riesgos de padecer diversas enfermedades. Y más aún cuando se tiene por hábito.
Por ello, es recomendable que vayas al baño tantas veces como necesites y que evites, en la medida de lo posible, aguantar las ganas de orinar.