Más de la mitad de los adultos mayores de América Latina no recibe una pensión
En este contexto, se estima que la proporción de personas de 60 años o más en la fuerza de trabajo aumentaría del 7,5 % al 15,0 % entre 2015 y 2050, a causa del envejecimiento de la población y, en menor grado, a un “moderado aumento de la participación laboral de los adultos mayores”.
Según datos de ocho países de la región, en promedio un 57,7 % de las personas entre 65 y 69 años, y un 51,8 % de aquellos con más de 70 años de edad no perciben una pensión de un sistema contributivo, con tasas aún más elevadas para las mujeres.
Esta situación obliga a muchas personas mayores a trabajar, con una tasa de ocupación que para el conjunto de las personas con 60 o más años que alcanza al 35,4 % en la región, precisó el estudio.
La proporción es alta aún en grupos que ya traspasaron la edad legal de jubilación: con un 39,3 % en el grupo de 65 a 69 años y de 20,4 % en el de 70 y más años.
De acuerdo con la Cepal y la OIT, las tasas son más altas en los países con menor cobertura de los sistemas contributivos de pensiones.
“El trabajo por cuenta propia es la principal fuente de ingresos entre las personas mayores que siguen trabajando. Esto puede reflejar tanto la discriminación que obstaculiza el acceso a un empleo asalariado para personas mayores, como el deseo de trabajar de manera independiente en condiciones que permiten una mayor flexibilidad”, explica el reporte.
El estudio “Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe” muestra además que una elevada proporción de adultos mayores ocupados se desempeña en la agricultura, donde la cobertura de los sistemas de pensiones suele ser baja.
También especifica que un 7,2 % de las personas mayores de 60 años trabaja pese a recibir una pensión de un sistema contributivo, lo que puede deberse “al bajo monto percibido o a la preferencia de seguir siendo activa, sobre todo entre personas de mayor nivel educativo”.
“Es necesario ampliar la cobertura de los sistemas de pensiones y complementarlos con pensiones no contributivas, a fin de reducir la presión a la que se ven sometidas las personas mayores, que las obliga a seguir trabajando, generalmente en empleos de baja productividad”, aseguran en el informe la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, y el director regional de la OIT, José Manuel Salazar.
Añaden que frente al acelerado proceso de envejecimiento de la población latinoamericana, “es una obligación analizar las condiciones y financiación de sistemas de pensiones que sean inclusivos y sostenibles”.
Las cifras de América Latina explican que en 2018 la región vive una fase de modesta recuperación económica, y se estima un crecimiento del 2,2 % frente al 1,3 % alcanzado el 2017.
En este marco, se proyecta un leve aumento de la tasa de ocupación regional, lo que incidiría en que, por primera vez desde 2014, se registre un leve descenso de la tasa de desempleo urbano hasta un 9,0 % (9,3 % en 2017, nivel más elevado desde 2005).
Esta evolución del empleo, junto con el aumento moderado de los salarios reales, fortalecerían el poder de compra de los hogares y contribuirían a estabilizar la reactivación de la economía.