Mejores tratamientos para el cáncer del cuello uterino
El cáncer del cuello uterino es una enfermedad en la que las células de esta región (el cuello uterino se denomina cérvix en la nomenclatura científica) crecen de manera descontrolada. Por norma general se produce por una alteración o mutación en el material genético de las células de los pacientes.
Así, este fallo dentro del ADN hace que se dividan de forma anormal y se inhibe su muerte natural programada (son inmortales si no se atacan porque bloquean el proceso de “suicidio celular”, también conocido como apoptosis).
¿Cuáles son los mejores tratamientos?
Tras detectar y comprobar las características de esta patología, el equipo médico decidirá cuál es el mejor tratamiento a seguir. Sin embargo, el paciente siempre deberá confirmar o consentir los procedimientos médicos relacionados. Por otra parte, los tratamientos más frecuentes y eficaces son:
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Cirugía
Asimismo, podemos diferenciar entre distintos subtipos como:
Criocirugía. En ella, el equipo médico coloca una sonda metálica enfriada con nitrógeno líquido sobre el cuello uterino del paciente. De esta manera, las células cancerígenas mueren por congelación.
Cirugía láser. Este procedimiento se realiza usando un rayo láser enfocado que destruye a las células anormales. También se puede llevar a cabo para extraer una pequeña cantidad de tejido para examinarlo como es el caso de la biopsia.
Conización. Se extrae una cantidad variable de tejido uterino en forma de cono y se analiza en un laboratorio posteriormente.
Histerectomía. Se trata de una intervención quirúrgica en la que se extirpa el útero (el cuerpo y el cuello uterino). Sin embargo, no se alteran las estructuras corporales cercanas como la vagina o los ganglios linfáticos. Por otra parte, existen variantes como la histerectomía radical en la que sí se puede llegar a extraer tejidos próximos.
Cervicectomía. En ella se retira el cuello uterino y la parte superior de la vagina sin modificar el cuerpo del útero.
Exenteración pélvica. Normalmente se retiran el mismo tipo de tejido que en la histerectomía y se realiza disección de los ganglios linfáticos pélvicos. Además, se pueden extirpar otras partes u órganos cercanos como por ejemplo la vejiga, el recto, la vagina, etc.
Disección o muestreo de los ganglios linfáticos pélvicos. El equipo médico extirpa alguno de los ganglios cercanos a la región alterada.
Dispositivos intrateurinos: cáncer de cuello uterino
Radioterapia
Por norma general se aplican rayos X u otras frecuencias de alta energía para atacar a las células cancerosas. También podemos distinguir entre dos categorías:
Radioterapia externa. Se administra la radiación desde el medio externo hacia el interno, sobre todo en la zona problemática.
Braquiterapia o terapia de radiación interna. De esta manera se coloca la fuente de radiación en la vagina o incluso en el cuello uterino.
Quimioterapia
Consiste en la administración de medicamentos o fármacos de manera oral o inyectados en vena. Normalmente estos compuestos poseen una serie de sustancias que viajan a través del torrente sanguíneo hasta la región cancerosa y destruyen las células tumorales mediante una serie de reacciones químicas.
El problema es que es muy difícil atacar de manera exclusiva las células tumorales y las células que permanecen sanas en el tejido pueden dañarse.
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Terapia dirigida
Al igual que en la quimioterapia, se usan medicamentos que son capaces de atacar a las células alteradas en concreto. Sin embargo, se diferencian en los mecanismos de acción que presentan. En el caso de la terapia dirigida, los fármacos inhiben la angiogénesis para evitar el crecimiento del cáncer.
La angiogénesis es el procedimiento por el cual se forman nuevos vasos sanguíneos a fin de nutrir a los tumores corporales, de este modo consiguen el oxígeno y los nutrientes que necesitan para seguir proliferando. Sin embargo, existen compuestos que anulan esta función y se incluyen dentro del tratamiento de los distintos tipos de cáncer.
Por otra parte, los distintos tratamientos citados suelen tener una serie de efectos secundarios o adversos sobre los pacientes. De esta manera, los especialistas deberán considerar si los efectos secundarios compensar llevar a cabo un determinado tratamiento.
Sin embargo, en la mayoría de casos clínicos los daños secundarios son temporale. Asimismo, en función de la etapa en la que se encuentre el cáncer, se elegirán las terapias más efectivas en cada caso.