PALABRA DE DIOS MIERCOLES DE LECTURA «Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme».
Miércoles de la Semana Santa MR, p. 260 (274) / Lecc. I, p. 808
SAN RUPERTO DE SALZBURGO OBISPO
ANTÍFONA DE ENTRADA Flp 2, 10. 8. 11
Que al nombre de Jesús, toda rodilla se doble, en el cielo, en la tierra y en los abismos, porque el Señor se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre.
ORACIÓN COLECTA
Padre misericordioso, que para librarnos del poder del enemigo quisiste que tu hijo sufriera por nosotros el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
No apartaré mi rostro de los insultos.
Del libro del profeta Isaías 50, 4-9
En aquel entonces, dijo Isaías: «El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?
Palabra, de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo 68
R. Por tu bondad, Señor, socórreme.
Por ti he sufrido injurias y la vergüenza cubre mi semblante. Extraño soy y advenedizo, aun para aquellos de mi propia sangre: pues me devora el celo de tu casa, el odio del que te odia, en mí recae. R.
La afrenta me destroza el corazón y desfallezco. Espero compasión y no la hallo: Busco consoladores y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. R.
En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido. Se alegrarán al verlo los que sufren, quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre, ni olvida al que se encuentra encadenado. R.
ACLAMACIÓN
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, Rey nuestro, para obedecer al Padre, quisiste ser llevado a la cruz como manso cordero al sacrificio. R.
¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado!
Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: ¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?» Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselos. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?» El respondió: «Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: `El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’.
Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: «Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme». Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?» Él respondió: «El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de Él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Acaso soy yo Maestro?» Jesús le respondió: «Tú lo has dicho».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que te presentamos y concédenos que la pasión de tu Hijo, que celebramos en este sacramento, fructifique plenamente en nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR II
ANTÍFONA DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Mt 20,28
El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida para redención de todos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, Dios nuestro, creer profundamente que por la muerte temporal de tu Hijo, proclamada en estos santos misterios, tú nos has dado la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Opcional
Dios y Padre nuestro, concede a tu pueblo frecuentar los sacramentos pascuales y esperar con vive deseo los bienes futuros para que, manteniéndose fiel a los santos misterios de los que ha renacido, se sienta impulsado por ellos a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.