¿Qué tipos de halitosis existen?
Existen diferentes tipos de halitosis que se originan en la boca, fuera de ella o por una falsa percepción. Conocer el origen del mal aliento permite encontrar el tratamiento adecuado para solucionar esta afección.
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El mal aliento afecta a muchas personas ocasionando incomodidad y problemas sociales. En este artículo comentamos los distintos tipos de halitosis que existen y cuáles pueden ser sus causas.
La mayoría de las veces está originada por problemas bucales o de la garganta, pero también puede ser originada por otras afecciones médicas subyacentes que deben ser tratadas. Así, una persona puede poseer una halitosis verdadera fisiológica o patológica, o bien sufrir de pseudohalitosis o de halitofobia.
Halitosis verdadera
Esta variedad, también denominada halitosis genuina, es la presencia de olor desagradable en la boca con una intensidad excesiva, por lo que es percibida por los demás. Existen dos tipos de halitosis verdadera: fisiológica y patológica.
Fisiológica
La halitosis fisiológica es aquella que el organismo produce de manera natural o en respuesta al consumo de ciertos alimentos o bebidas. Es ocasional y dura poco tiempo. Algunos tipos de halitosis fisiológica son los siguientes:
- Mal aliento de la mañana: es el aliento típico al despertar. Durante la noche disminuye la producción de saliva y los mecanismos de autolimpieza, como el movimiento de la lengua y los carrillos, generando un olor característico. Puede ser mayor en personas que respiran por la boca o con sinusitis crónica.
- Edad: a medida que la persona envejece disminuye la producción de saliva y esto genera mal aliento. Es común en los ancianos.
- Ayuno: la alimentación estimula la producción de saliva. Si la persona no se alimenta, está deshidratada o tiene una dieta hipocalórica es común que tenga mal aliento por la falta de secreción salival.
- Alimentos: algunos alimentos como la cebolla, el ajo, el alcohol o comidas muy condimentadas pueden dar mal olor a la boca luego de ser consumidas.
- Tabaco: el uso frecuente de tabaco produce un mal aliento típico y favorece la sequedad bucal.
Patológica
Este tipo de halitosis es la presencia de mal aliento de manera crónica, es decir, el olor desagradable en la boca es frecuente y persiste en el tiempo. Surge como consecuencia de procesos patológicos o enfermedades que padece la persona. Se clasifican, según su origen, en bucales o extrabucales.
La mayoría de las halitosis patológicas tienen origen dentro de la cavidad bucal, por la producción de compuestos volátiles generados por las bacterias de la boca. La presencia de caries activas, elementos dentarios con cavidades profundas que acumulan alimentos impactados y descompuestos, enfermedad periodontal, presencia de sarro, procesos infecciosos o prótesis desadaptadas pueden generarla.
La halitosis patológica de origen extrabucal es aquella producida por la presencia de enfermedades no bucales, es decir, el mal aliento proviene de afecciones en otras zonas del cuerpo. Como mencionamos, no es tan frecuente y solo representa el 10 % de los casos.
Estas son algunas de las causas extraorales que pueden provocar este tipo de halitosis:
- Problemas respiratorios, sinusitis y rinitis: con olor fétido y pútrido.
- Trastornos digestivos: muy rara vez provocan problemas de halitosis; solo en casos de complicaciones secundarias. La dispepsia asociada a infecciones con Helicobacter pylori es un ejemplo.
- Falla hepática o renal: cuando hay afección del hígado o de los riñones el paciente puede presentar olor a pescado o a humedad en la boca.
- Cetoacidosis diabética: la diabetes no controlada provoca un aliento frutal característico.
La pseudohalitosis como un tipo de halitosis
Se denomina pseudohalitosis a la situación en la que no existe mal olor bucal, pero el paciente cree que sí lo tiene. Suele presentarse en personas que tuvieron mal aliento en algún momento y luego de tratarlo o revertirlo temen seguir padeciéndolo.
Puede resultar útil la ayuda de alguna persona de confianza que evalúe de manera periódica el aliento y le haga saber que no tiene feo olor. El odontólogo puede explicar y repasar las medidas de higiene oral que favorecen el control y hacerle saber al paciente que la intensidad de su aliento es socialmente aceptable.
Lograr la confianza y tranquilidad del individuo que tiene este tipo de halitosis es el objetivo del tratamiento.
Un tipo de halitosis particular: la halitofobia
La halitofobia es un problema psicológico en el que el paciente siente un miedo irracional de tener mal aliento. El aliento de estas personas es normal, no poseen feo olor, pero creen que sí lo tienen, aunque se les diga lo contrario.
Los individuos que sufren halitofobia se obsesionan con el mal aliento que creen que tienen. Esto los lleva a aislarse, evitan relacionarse y mantienen distancia con las personas para conversar.
Si bien de por sí suelen tener una higiene oral adecuada, pueden excederse en el cuidado de la boca, usar sustancias antisépticas o consumir caramelos o chicles para el aliento de manera exagerada. Este temor a tener mal aliento, si no es tratado con un psiquiatra, puede desencadenar una neurosis.
A veces, los pacientes con halitofobia asumen que tienen feo aliento por interpretar las expresiones de sus interlocutores como gestos que indican desagrado. La personalidad no suele verse afectada, por lo que puede ser difícil de diagnosticar, aunque se relaciona con estados depresivos o conductas obsesivo-compulsivas.
Al explicarles a los pacientes que en realidad no tienen un problema de halitosis real y que sus síntomas pueden tener una base psicológica, suelen enfadarse o descreer el diagnóstico. Los anuncios de enjuagues bucales, chicles o caramelos que exageran la importancia de un aliento fresco y limpio pueden desencadenar esta preocupación excesiva.
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Posibles causas
Como ya mencionamos, la mayoría de las veces el origen de la halitosis es por problemas dentro de la cavidad bucal. Caries, problemas periodontales, arreglos o prótesis en mal estado, sarro o cualquier situación en la boca que favorezca la acumulación y proliferación de bacterias pueden generar el mal aliento.
La sequedad bucal, la deshidratación y los ayunos prolongados también están dentro de las causas del mal olor de la boca. El uso de tabaco y el consumo de algunos alimentos pueden generar feo olor bucal.
En los casos de mal aliento originado por problemas no bucales las causas son la diabetes y los trastornos hepáticos, renales, respiratorios o digestivos. El olor de la boca suele tener características particulares y a veces ayuda al diagnóstico de las patologías que deben ser tratadas por un médico.
En los tipos de halitosis imaginarias, como la pseudohalitosis y la halitofobia, el origen está dentro del orden psicológico. Un tratamiento con un profesional de esta área ayudará al paciente a resolverlo.
Tratamientos para los tipos de halitosis
La presencia de cualquiera de los tipos de halitosis puede generar en quien los padece incomodidad, vergüenza y timidez a la hora de relacionarse. Incluso algunas personas identifican este problema como el causante de desempleo, fracaso de relaciones de pareja o amistad, aislamiento social o intentos de suicidio.
El primer paso para el abordaje es consultar a un odontólogo para detectar qué lo está causando y arribar a un diagnóstico. En función de ello se podrá realizar el tratamiento que corresponda.
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Algunos cuidados para evitar el mal aliento
Estos son algunos aspectos a tener en cuenta para eliminar el mal aliento y favorecer la salud bucodental:
- Mantener una buena higiene dental: cepillar los dientes y la lengua dos o tres veces al día durante dos minutos. El uso de hilo dental diario es necesario para eliminar las bacterias que se depositan entre los dientes.
- Usar enjuagues bucales: algunas soluciones para hacer enjuagues bucales ayudan a disminuir la presencia de bacterias en la boca, otros aportan flúor y brindan la sensación de aliento fresco.
- Consultar al odontólogo de manera regular: ir con frecuencia al dentista permite detectar problemas que pueden originar mal aliento. Consultas cada seis meses y limpiezas periódicas ayudarán a mantener la boca saludable.
- Evitar el tabaco: fumar predispone a sufrir muchas afecciones de salud, afecta el aliento y seca la boca, así que siempre es recomendable evitarlo.
- Beber abundante agua: beber agua y mantenerse hidratado pueden ayudar a disminuir la sequedad bucal. En los casos de respiradores bucales, el uso de un humificador durante la noche también puede ser útil.
- No hacer ayunos prolongados: la no ingesta de alimentos por mucho tiempo favorece el mal aliento. Comer algo cada cuatro horas puede evitarlo.
- Mantener las dentaduras postizas en buenas condiciones: limpiar las dentaduras postizas, retenedores o aparatos removibles ayuda a tener un buen aliento. Controlarlas periódicamente para evitar que se desadapten y acumulen bacterias es ideal.
- Tratar las afecciones que provocan el mal aliento: cuando el mal aliento se origina de patología no bucales, el tratamiento y control de las mismas es vital para evitar el olor de la boca.
Otros consejos para disminuir los distintos tipos de halitosis
Masticar chicles o caramelos sin azúcar, si bien no soluciona el problema, estimula la producción de saliva ayudando a disminuir el mal aliento. Existen remedios naturales que pueden contribuir: infusiones de menta, romero, hinojo, anís o tomillo. El uso de aceites esenciales o masticar clavo de olor y enebro también ayuda.
De todos modos, si bien estas conductas pueden mejorar el olor de la boca por un tiempo, siempre el tratamiento ideal es abordar el origen de la halitosis con un profesional.
El mal aliento tiene solución
De los diferentes tipos de halitosis, los que se deben a un problema en la boca son los más frecuentes. La consulta con un odontólogo ayudará a eliminar su origen y revertir esta situación molesta.
Otras veces puede deberse a una situación externa que es necesaria diagnosticar y tratar. Como mencionamos, algunas personas creen tener mal aliento, pero en realidad no es así, sino que solo lo imaginan. También en esos casos es necesaria la ayuda profesional.
Tener una buena higiene oral y consultar de manera frecuente al odontólogo ayuda a prevenir y evitar la aparición de este síntoma desagradable que incomoda a quien lo padece y a quienes lo rodean.