Restricciones Covid free que dificultan el comercio internacional
CÓRDOBA.- En el contexto de la crisis derivada de la pandemia del coronavirus, hay países que tomaron medidas para responder a la emergencia y, en esa situación, se registran decisiones y/o exigencias relacionadas con el comercio internacional que alcanzan a las exportaciones argentinas concentradas básicamente en alimentos y materias primas. Ese segmento de productos es el más afectado por las normativas de sanidad e inocuidad.
En las últimas semanas el Comité de Agricultura de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se reunió dos veces y recogió las preocupaciones respecto a las restricciones que se están aplicando al comercio ya que «podrían poner en riesgo la seguridad alimentaria y nutricional y desacelerarían el proceso de recuperación económica», según coinciden los representantes de diferentes naciones.
Pablo Sívori, subsecretario de Promoción del Comercio y las Inversiones de la Cancillería argentina, explica que desde el inicio se realiza un relevamiento de las medidas que toman los distintos mercados que abrieron oportunidades a la Argentina. Ese «mapa» fue compartido con el sector privado que, a su vez, abonó esos datos con otros de los actores comerciales y los requerimientos puntuales que hacen. Las primeras instrumentaciones, añade el funcionario, se vincularon en todo el mundo con restricciones en insumos para el Covid-19 para garantizar el autoabastecimiento.
El trabajo se hizo a partir de informes de todas las delegaciones argentinas en el mundo sobre consumo, producción e importaciones de alimentos: «Así se generó el mapa de oportunidades agroalimentarias que son unas 140 en unos 60 países; en algunos casos ya estaban siendo aprovechadas y, en otros, eran nuevas».
Por un lado, están los mercados que hicieron «más laxo» su proteccionismo (incrementaron o redujeron cuotas o eliminaron parcialmente aranceles) o bien que permitieron -como el caso de Eurasia- la compra a terceros países en igualdad de condiciones. «Esos movimientos, claramente nos abren oportunidades», enfatiza Sívori.
Por otro lado, están los que registraron una baja en la producción local (sea por disponibilidad de mano de obra o de insumos o porque la logística complicó la cadena de valor). «Si bien la Argentina tiene un abanico reducido de exportaciones, muy centradas en commodities, el mosaico de economías regionales es competitivo, con cadenas de valor y nunca hubo problemas de abastecimiento, por lo que también ahí se abren chances para proveer», continúa el Subsecretario.
El último driver es el de naciones que, como Rusia, redujeron sus ventas para priorizar su propio mercado, «y eso también nos ayuda», dicen voces oficiales. Más allá del coronavirus, hay otras situaciones puntuales como las condiciones climáticas en Australia que también se suman a las puertas que se abren.
Preocupaciones
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y del Centro de Exportadores de Cereales (CEC) y Daniel Urcía, director ejecutivo de la Asociación de Frigoríficos e Industriales de Córdoba y presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas admiten que hay «preocupación» en especial por el avance en el sector privado chino de los pedidos de embarques «Covid free» que no tienen justificación desde lo sanitario. Urcía señala que hay clientes de China que lo reclaman «pese a que científicamente no tiene ninguna lógica. El Gobierno chino no avanzó en esa dirección».
Para Idígoras este tipo de exigencias pueden no sólo generar inconvenientes sino costos extra: «Hay que trabajar desde lo regional para impedir que se generen nuevas barreras al comercio». Urcía coincide con esa mirada y subraya que las únicas certificaciones sanitarias globales para exportaciones del sector frigorífico son las que otorga el Senasa, la autoridad oficial en la materia. «Todo el resto ya es decisión de cada empresa en función de los mercados a los que quiere acceder y si busca revalorizar su producto; certificar tiene un costo, hay que cumplir un procedimiento pero, después, los clientes pagan eso», apunta.
Por ejemplo, Senasa no está involucrado en las certificaciones Halal o Kosher, ya que son ritos religiosos. El organismo se limita a verificar que la autoridad competente certificadora habilitada esté presente para validar el proceso, que es lo que le interesa al país importador. Por la cuarentena y la suspensión de los vuelos internacionales, las validaciones kosher estuvieron suspendidas un par de meses, hasta que pudo arribar una delegación de rabinos de Israel para participar del procedimiento. Argentina es el quinto exportador mundial de carne bovina e Israel es su tercer destino. Según datos del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas ABC, Israel compra por un valor de entre US$100 millones y US$110 millones al año.
Medidas comerciales
En el listado de medidas instrumentadas a julio publicado por la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Argentina aparece con una decena de ítems, la mayoría relacionados con productos médicos. Otras están basadas en la aceptación de documentación digitalizada para salvar las limitaciones físicas generadas por la pandemia.
Brasil, el principal socio comercial en la región, instrumentó nueve cambios, todos referidos a condiciones de ingreso y venta de instrumental médico y drogas. Para China aparecen tres vinculadas a directrices a empresas sobre la solicitud de licencias de importación y exportación sin documentos impresos. Hay países que establecieron eliminaciones temporales de aranceles de importación a granos y/o alimentos y otros que, a la inversa, limitaron sus exportaciones.
Según la plataforma Connect Americas, en el caso de Corea del Sur, la regulación sobre inocuidad alimenticia tiene tres grandes exigencias: primero, que los productores cuenten con un sistema de análisis de riesgo y puntos de control; segundo, que aseguren que el alimento no supera los límites máximos de residuos químicos y contaminantes; y tercero, un requisito voluntario de trazabilidad.
Alimentos
Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (Cera), plantea que los propios datos de la OMC muestran que hay una retracción en el nivel de las exportaciones y que en lo que hace a la evolución de importaciones se mantuvo la demanda de alimentos y farmacéuticos, mientras que en los demás productos se redujo (especialmente en maquinaria y equipo de transporte).
En el ámbito de las dificultades, apunta a las medidas implementadas por socios comerciales que podrían perjudicar las exportaciones argentinas, en tanto que entre las oportunidades identifica las «liberalizaciones temporales y no temporales y las restricciones a países competidores».
Por ejemplo, entre las medidas antidumping aplicadas por distinto países que afectan a competidores de la Argentina se cuentan las de China para la cebada australiana. Están en investigación las de Turquía a las preparaciones para lactantes de Croacia y las de Estados Unidos a aleaciones de acero de Alemania, China, India e Italia; a partes de motores provenientes de China; a partes de bombas que llegan de Alemania, China, India e Italia y a madera perfilada longitudinalmente brasileñas y chinas.
Desde el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la especialista en Comercio Internacional e Integración Comercial, Adriana Campos, advierte que uno de los efectos de la pandemia es el surgimiento de mayores restricciones a la importación y a la exportación de productos alimentarios: «Los gobiernos han adoptado numerosas medidas para responder a la crisis, unas limitan las operaciones y otras las facilitan. Hay una serie de esas decisiones que no son notificadas a la OMC, lo que genera una gran incertidumbre; si la instrumentación está justificada, es temporal y responde a una situación determinada el país debe informar a la Organización y, por ende, a sus 164 miembros».
Campos subraya que, en una coyuntura como la actual, la información se convierte en un bien público «altamente valioso» ya que todos los países quieren asegurarse de que se respeten los compromisos adquiridos ante la OMC y que no que haya un retroceso. «La transparencia es clave para un buen funcionamiento de los mercados agrícolas y para reducir asimetrías. Se deben tomar previsiones conociendo lo que cada país hace porque si no hay conflicto porque piden cuestiones no estipuladas», añade.
El IICA identifica todas las medidas, las actualiza diariamente y están a disposición de todos los interesados en el documento Medidas de política y acciones del sector agroalimentario frente al Covid-19, que se puede leer en https://blog.iica.int/.
En este espacio se mantienen actualizadas las medidas que están tomando los países para mitigar los efectos del Covid-19 sobre el sector agroalimentario, y también la preparación para acelerar la recuperación y continuidad de la actividad agroalimentaria luego de que se contenga la propagación del virus.
Hasta la primera semana de este mes había 215 medidas, entre ellas: 61 macroeconómicas y sociales; 90 comerciales; 36 horizontales de apoyo al sector (insumos; crédito; comercialización e inversión) y 28 relacionadas con cadenas agroalimentarias. Campos indica que Brasil y la Argentina sobresalen en el contexto de Latinoamérica y el Caribe en la instrumentación de protocolos de seguridad y sanidad.
«Restringir las exportaciones de alimentos no es una respuesta adecuada al impacto económico del Covid-19; por el contrario, podría causar más daño del que pretende evitar -describe la experta-. El comercio internacional juega un papel estratégico en la seguridad alimentaria de la región y en la generación de divisas y de empleo. Hasta ahora la tendencia es positiva para las exportaciones agrícolas ya que aumentaron durante la pandemia. Los países deben continuar identificando nuevas oportunidades y avanzando en compromisos de política comercial; no podemos regresar a restringir cuando ya hay compromisos asumidos».
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud comunica que es altamente improbable que el virus Covid-19 se transmita a traves de los alimentos o de sus empaques, ya que la principal vía de contagio es de una persona infectada a otra persona..