En su carta de renuncia al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Domingo Contreras, ex candidato a la Alcaldía del Distrito Nacional identificó la división interna del 2019 como el punto de partida de la desconexión entre el PLD y su base electoral.
Esta división, según Contreras, debilitó significativamente al partido, afectando su capacidad para mantener su fortaleza política en los comicios posteriores.
Contreras recordó que el conflicto interno en 2019, que derivó en la salida de importantes líderes y en una profunda fragmentación, fue un golpe devastador para el PLD. Esto se reflejó en las elecciones de 2020, cuando el partido cayó al 38% del electorado, lo que evidenció su debilitamiento tras haber sido una de las fuerzas políticas más sólidas del país.
“El PLD marcó el inicio de una desconexión con su base y el electorado con la división interna de 2019”, expresó Contreras en su carta, resaltando que en lugar de fortalecerse después del noveno congreso y las consultas internas, el partido continuó perdiendo su capacidad de conectarse con el pueblo. Esta falta de renovación y de liderazgo fue clave en su caída.
Recordamos que en 2019 el ex presidente Leonel Fernández abandonó el PLD y fundó el partido Fuerza del Pueblo.
Contreras también mencionó que la falta de un frente opositor sólido y la resistencia a la construcción de alianzas contribuyeron a la pérdida de más de 1.6 millones de votos entre las elecciones de 2016 y las de 2020. Pasar de dos millones de votos en 2016 a apenas cuatrocientos mil en las más recientes elecciones dejó en evidencia la profunda crisis interna que vivió el partido.
Su crítica directa a la fragmentación política y a la incapacidad del PLD de adaptarse a los nuevos retos fue uno de los argumentos clave para su decisión de renunciar, subrayando que el partido perdió la oportunidad de renovarse y recuperar su rol como agente de cambio en el panorama político dominicano.
Con esta declaración, Contreras no solo expuso las debilidades del PLD, sino que también envió un mensaje sobre la necesidad de un liderazgo renovado y una agenda opositora clara que permita a la organización reconectar con sus raíces y volver a ganar la confianza del electorado.