La alemana Julia Goerges se presentó en su primera semifinal de un Grand Slam con el mejor saque de Wimbledon, pero no pudo impedir su derrota ante la estadounidense Serena Williams que la apartó de su camino, por 6-2 y 6-2 en 69 minutos, para alcanzar la final por décima vez.
Goerges había llegado a las semifinales con 46 saques directos en cinco partidos disputados, pero ante la gran Serena solo conectó tres y perdió su servicio en cuatro ocasiones.
Serena se enfrentará en la final contra la también germana Angelique Kerber, (repetición de la del 2016) que tampoco tuvo mucho trabajo para dejar fuera de la misma a la letona Jelena Ostapenko, por 6-3 y 6-3 en 68 minutos.
Serena vuelve a la final de Wimbledon tras perderse el torneo el año pasado porque estaba embarazada, y disputar la última a principios del 2017 en el Abierto de Australia, cuando estaba de dos meses de su hija Olympia, nacida luego en septiembre.
De ganar el sábado el octavo título en el All England Club, la estadounidense sobrepasará a la alemana Steffi Graf, que ha levantado siete veces el ‘Venus Rosewater Dish’, como se conoce el trofeo que premia a las ganadoras en Wimbledon.
También logrará algo que persigue desde hace tiempo: empatar con la australiana Margaret Court con 24 títulos del Grand Slam en su carrera.
Además, Serena recuperará posiciones y del 181 en el que comenzó el torneo se moverá ahora al puesto 28 del mundo, y si el sábado gana el título contra la germana Angelique Kerber, subirá hasta el 19.
Su romance con Wimbledon continua. Aquí ha ganado el título en 2002-03, 2009-10, 20º2, y 2015-16, además de perder las finales de 2004 y 2008. Solo la estadounidense de origen checo Martina Navratilova, con nueve títulos y la nacida en Fremont (California) Helen Wills-Moody, con ocho, son por el momento las que han ganado más veces en el Grand Slam de hierba.
Ante una jugadora al a que saca siete años, Serena se movió con agilidad y sin notar la fatiga de los cuartos de final, cuando cedió el único set que ha perdido durante las dos semanas, contra la italiana Camila Giorgi.
Con la estadounidense Billie Jean King, y el sueco Bjorn Borg, en el palco entre otras personalidades, Serena solo tuvo un momento de vacilación, cuando en el noveno juego del último set, cedió por primera vez su servicio.
Lo rompió a continuación, y en blanco, para cortar las alas a Goerges en una tímida reacción, y saludar después efusivamente al público de la central, rendido a sus pies, tras ganar un partido en el que solo cometió siete errores no forzados, y dio el espectáculo que su curriculo demanda.
Se quita así la espina Serena de su abandono en los octavos de final de Roland Garros ante Maria Sharapova, cuando una lesión en el pectoral le impidió el duelo contra la rusa.
«He tenido muchos problemas y lesiones, no es normal que esté en la final de Wimbledon», dijo Serena al finalizar el encuentro, «por eso quiero disfrutar ahora cada momento».
«Jugamos en la final aquí», comentó sobre Kerber con la que luchará por el título el sábado, tal y como ocurrió hace dos años, «es una gran jugadora de hierba, lo ha hecho muy bien, la he visto jugar aquí», comentó, «no se qué pasara pero para mi supone una gran motivación después del gran esfuerzo que he hecho».