Lionel Messi arranca una temporada incierta en la Selección y en Barcelona
El rosarino aún no dijo cuándo volverá a vestir la celeste y blanca y se enfrenta al desafío de jugar en una liga española ya sin Cristiano Ronaldo.
La última imagen pública había sido el 30 de junio, cuando el túnel del estadio de Kazán se lo tragó. Eliminado. La nueva es en la Ciudad Deportiva, en el primer día de trabajo en el Barcelona. Comienza una nueva temporada, la primera de cuatro hasta el Mundial de Qatar. Nunca Lionel Messi enfrentó un futuro tan incierto.
Para el álbum familiar quedan las selfies en Turcos y Caicos primero, en Ibiza después. Con Antonella y los tres chicos; con todos los Messi después, en el casamiento de Cesc Fábregas. Lo bueno, dura poco.
Claudio Tapia habló varias veces con Messi después del Mundial.Leo le dio a entender que continuará en la Selección pero se reservó la decisión de elegir el momento de su reaparición. Messi quiere saber cuál es el plan de los dirigentes para los equipos nacionales, si habrá mánager o coordinador y quién será el técnico. Será consultado y sabrán los dirigentes si la voz también tendrá voto. Lo único cierto es que a comienzo de agosto, la Selección está en Km 0 y con el freno de mano puesto.
Los días 7 y 11 de setiembre habrá fecha FIFA y están pautados amistosos con Guatemala, en Los Angeles; y con Colombia, en Nueva Jersey. En octubre hay otra ventana de dos partidos y hasta ahora sólo se sabe que un rival será Arabia Saudita. No está confirmado el otro adversario, las fechas exactas ni las sedes de esos partidos. En noviembre habrá otro amistoso, en lugar y con rival a definir, organizado por Adidas, la marca con la cual Messi tiene contrato. Si no reaparece en esas fechas, habrá que esperar a 2019. A mediados de año será la hora de la Copa América, en Brasil. La Selección es una página en blanco en la vida de Messi, como nunca antes ocurrió al comienzo de una temporada.
El panorama en Barcelona no es muy distinto, salvo que allí su voluntad está sujeta a las obligaciones contractuales. Debe jugar. Pero sucede que el período 2018-19 del equipo catalán es el másimpredecible de los últimos años. Campeón de la última Liga, no puede descuidar el frente interno. Real Madrid, embriagado de su triple corona en la Champions, sacará el colmillo para recuperar la Liga (sólo ganó dos de las últimas diez). Y es la Champions la deuda del Barça, más onerosa por los repetidos títulos del Madrid y por la vergonzante eliminación del año pasado ante Roma (había ganado en casa 4-2 y perdió 3-0 en el Olímpico). Golpe durísimo.
Lionel Messi será el capitán del Barça. Hereda el brazalete por la ida de Andrés Iniesta. No competirá con Cristiano Ronaldo, autoexiliado en la Juventus y será el mejor pago de España con 35 millones de euros anuales más variables por publicidad y logros deportivos según la última renovación hasta 2021, año en que habrá elecciones presidenciales. Será más jefe que nunca del vestuario. Si su voz es escuchada en la AFA, también es atendida en el Camp Nou, sobre todo por Eric Abidal, su ex compañero y ahora secretario técnico en lugar del desplazado Robert Fernández a quien le facturaron la ineficacia de los refuerzos que contrató durante su gestión. El lapso 2018-19 será un año de inflexión en el club.
El plantel pierde figuras y envejece. El año anterior se fue Neymar. Ahora, Iniesta dio las hurras y partió a Japón. Paulinho regresó a China, donde Javier Mascherano se había instalado antes del Mundial. El lateral suplente Lucas Digne arregló ayer con Everton. Aleix Vidal está a punto de volver a Sevilla que también quiere a Munir, un juvenil que iba a tener algún protagonismo el equipo. También podría ser vendido Paco Alcácer y el medio Rafinha expresó su deseo de volver al Inter al tiempo que postuló el retorno de su hermano Thiago desde el Bayern Munich al que lo había llevado Pep Guardiola.
El primer gran refuerzo fue Coutinho a mitad de la temporada pasada -no pudo estar en la Champions porque había jugado la primera fase para Liverpool- y fue encontrando su lugar en el equipo. La llegada de Dembelé trató de achicar el hueco que dejó Neymar, sin éxito. El defensor Marlon Santos fue comprado a Fluminense en 2017 y cedido al Niza. Está de pretemporada con el Barça pero posiblemente sea vendido al Southampton. Es una incógnita que harán con el colombiano Yerri Mina.
Refuerzos reales hay solo tres: el central francés de 23 años Clement Lenglet, comprado en 35 millones de euros al Sevilla; el brasileño Arthur quien llega del Gremio (campeón de la Libertadores) por 39 millones y el extremo Malcom costó 42 luego de una “operación comando”. El jugador estaba a punto de fichar por Roma y los catalanes se lo arrebataron.
A Messi le queda gestionar el juego de la vieja guardia: Ter Stegen y Cilessen, los arqueros; Semedo, Umtiti, Piqué, Vermaelen, Jordi Alba, Busquets, Denis Suárez, Rakitic, Luis Suárez, Sergi Roberto, aquellos que sobrevivan al mercado (Alcácer, Munir, Rafinha, Denis Suárez). No se vislumbra un Dream Team 2018-19.