Los kurdos apuestan por Bashar Asad
El Consejo Democrático Sirio quiere pactar con el régimen de Damasco la «descentralización» del país
El avance de las tropas gubernamentales hacia la victoria pone en riesgo la autodeterminación de las zonas bajo control kurdo
Los kurdos anuncian un diálogo con Asad para descentralizar Siria
La victoria inminente de las fuerzas del Gobierno sirio en el sur del país ha forzado el replanteamiento de posturas en la última porción de Siria que le queda por conquistar: la franja norte. La entidad autónoma autoproclamada en gran parte de esa región, controlada por un movimiento de mayoría kurda laico, federalista y de izquierdas, apoyado por EEUU hasta ahora, consumó ayer su viraje hacia el régimen al anunciar el inicio de conversaciones con Damasco para asegurar el «fin de la violencia» en el país.
En un comunicado emitido por el Consejo Democrático Sirio (CDS), una de las principales organizaciones políticas que operan en la autoproclamada Federación Democrática del Norte de Siria, se informó de que «a petición del Gobierno sirio se mantuvo un encuentro entre las delegaciones del Consejo Democrático Sirio y del Gobierno sirio el 26 de julio de 2018″. El objetivo de la misma, se subrayó, fue «formar una hoja de ruta para una Siria democrática y descentralizada».
El ejecutivo sirio no ha confirmado tal cita, lo que suma las aseveraciones de la autoridad kurdosiria a la maraña de pactos de dudoso cumplimiento, contradicciones, treguas trampa y venganzas fratricidas que ha caracterizado el conflicto sirio e impedido resolverlo. A falta de saber los pormenores del encuentro, ocurrido, según el CDS, tras una reunión de carácter técnico entre pequeños comités en la ciudad de Tabqa, el escepticismo domina muchos de los análisis de esta cuestión.
La veloz cadena de victorias del presidente Bashar Asad en las últimas semanas, en las provincias sureñas de Deraa y Quneitra -a pesar del baño de sangre que provocó el Estado Islámico el miércoles pasado en la localidad de Sweida, con más de 250 muertos-, ha puesto la guerra claramente a su favor. El objetivo asadista de recuperar «cada milímetro del país» pasa por reconquistar la provincia norteña de Idlib, en manos opositoras bajo protección del ejército turca, y el territorio kurdosirio.
Eso parece haber urgido a las autoridades kurdosirias, con el CDS a la cabeza. «Van a buscar un pacto a escala ‘nacional’ que les permita posicionarse como colaboradores y negociadores en lo que sea necesario, con el objetivo de poder mantener algo de cara al futuro y, sobre todo, de no ser considerados directamente un enemigo más a liquidar», opina Gabriel Garroum Pla, investigador del departamento de Estudios de la Guerra del King’s College londinense y experto en gobernación en Siria.
Federación Democrática del Norte
La Federación Democrática del Norte de Siria sólo la reconocen sus propios creadores. La fueron creando aprovechando la retirada estratégica de las tropas regulares del ejército sirio a partir de 2012 -entonces primaba combatir a los grupos armados opositores apoyados por Turquía, la OTAN y diversos países del Golfo Pérsico-, y la extendieron mediante victorias frente al Estado Islámico, con el apoyo crucial de la coalición internacional que EEUU lidera. Hasta este año, apenas sufrieron la guerra.
Pero, el pasado enero, alegando que la defensa de la administración kurdosiria corre a cargo de aliados de la guerrilla kurdoturca PKK, Turquía y milicias extremistas asociadas invadieron la región de Afrín. Para los observadores, aquel golpe, y la pasividad con que reaccionaron sus teóricos aliados en Washington, supusieron un trauma que los kurdos, ante el temor a que una situación similar se reedite en el futuro, han querido solucionar preventivamente.
«Los kurdos están intentando obtener el mejor acuerdo posible para preservar su autonomía y reconstruir su economía», indica Joshua Landis, director del Centro de Estudios para Oriente Próximo de la Universidad de Oklahoma. «EEUU no permanecerá en la región para todo», subraya. «No puede garantizar la independencia del norte de Siria, así que los kurdos deben dar con un compromiso con el Gobierno sirio. Para ello […] deben sacrificar parte de su autonomía».
Esta es, probablemente, la cuestión más crítica. Hasta hoy, el Gobierno sirio en el norte de Siria se ha limitado a mantener un pequeño destacamento militar en Qamishlo, la principal ciudad kurdosiria, y cierta presencia en Hasaka, otra de las ciudades dentro de su territorio. Cómo se compaginarán las estructuras administrativas kurdosirias con la fuertemente centralista administración central, que el pasado mayo las tildó de «temporales», es una de las muchas dudas que deberá resolver la hoja de ruta proclamada.